Decidir en tiempos
excepcionales
“Cuán
loable es un príncipe mantener la palabra dada y comportarse con integridad y no con astucia , todo el mundo lo sabe. Sin
embargo, la experiencia muestra en nuestro tiempo que quienes han hecho grandes cosas han
sido los príncipes que han tenido pocos
miramiento hacia sus propias promesas y que han sabido burlar la astucia el
ingenio de los hombres. Al final han superado
a quienes se han fundado en la lealtad” (Maquiavelo, 1997: cap.
XVIII). Propongo un breve
recorrido por un andarivel de la
teoría políticas moderna, desde Maquiavelo , cinco siglos antes hasta nuestro días para abordar la problemático
de la legitimidad estatal, Y
abordaré como tema central la cuestión
de la decisión política de la
constitución argumental de El Príncipe como línea de un proceso de formación o
transformación de un estado –nacional.
El Príncipe nos habla del inicio de Estado moderno, desde el establecimiento de aquello
que después de cuatro siglos lo hará Max Weber
como “una comunidad humana que reivindica con éxito el monopolio del uso legitimo de la
violencia física en un territorio determinado”.
En los diversos asuntos que nos describe Maquiavelo vemos la convergencia, el resultado, de
procesos de secularización,
centralización, y despersonalización del
poder político, de los fundamentos de su legitimidad.
En
el origen de tales procesos de unificación política existió un
Príncipe que logró concentrar recursos entre los otros
príncipes, e imponer su autoridad y establecer su esfera de dominio territorial, administrativo, y simbólico. Es decir su naturaleza “soberano” y el principio constitutivo
de la “soberanía estatal”.
Pero El Príncipe
nos habla también de la crisis del estado moderno; del conflicto, entre el poder establecido, y
las fuerzas sociales, económicas, políticas
que actúan internamente o sobre
éste. La constante vigencia de Maquiavelo y del Príncipe radica
precisamente , entre otras cosas , en que se lo encuentra en la entrada y en las salida de la realidad estatal, del fenómeno histórico al que llamo
“ estado nación soberano”.
Nos
detenemos allí; para reflejar sobre lo
que sucede con el poder y con la política
cuando se resquebrajan las investiduras formales de las instancias de decisión, cuando entra
crisis la normalidad institucional. Así,
nos arroja las distintas encuesta del CIS que los
tres problemas principales de la situación
española son el paro, los políticos y la falta de confianza de sus
propias instituciones Tal es aquí se percibe
y se cuestiona a la política como mera gestión o acumulación de saberes técnicos y administrativo. Es
entonces que se puede observa que la
lucha por el poder es la lucha por la decisión
política.
En la crisis civilizatoria leer el
Príncipe tiene atracción ¿por qué re leer a Maquiavelo? -
porque entendemos que tiempo de crisis
son siempre “tiempos de maquiavelistas”.
Por eso frente a una crisis del estado
que se manifiesta no solamente en el desmantelamiento del estado de
bienestar sino una serie de se sustancia
material y simbólica, frente a procesos
que ha comenzado desde finales de los
años setenta y se empezó a construir en
el mundo occidental la nueva practica social, económica y política, que iba
cambiar la faz del planeta.
Esta
gran transformación operó el renovado sentido común , creados en centros
de pensamiento neoliberales , a los que se encargo la tarea de
deslegitimar los discursos colectivos, de alentar aun mas el
individualismo y se materializará con la crisis del petróleo de 1973 –
1979 dirigida por Margaret Thatcher en Gran Bretaña, Ronald
Reagan y George Bush en Estados
Unidos, Helmut Kohl
en Alemania , Juan Pablo II en el
Vaticano .
Hoy
también, frente a una crisis del estado
como se manifiesta en nuestro día a día
no solamente como una crisis funcional sino una crisis profunda de
deslegitimación del poder estatal aparece Maquiavelo revisitado.
¿ Qué
tenemos hoy ante nuestros ojos?
No sólo
el discurso de Fukuyama del fin de la historia, no solo la
universalización de la economía de mercado y la hegemonía del neoliberalismo en Occidente y su crisis como respuesta, como
asistieron en los años 90 en lo más
variados contextos nacionales del
llamado “ mundo emergente” .
Acuciados por la deuda externa,
aplicación de la receta de los organismos internacionales (BM, FMI), ajustes para la jerga económica, pero se traduce a millones de personas condenada al holocausto social.
Los
ejecutivos de Merkel, Rajoy presen son
arquetípicos de dicho modelo político .Estos dos ejecutivos entroncan con
antecedentes arraigados en sus respectivas culturas y tradiciones,
presentaran características comunes singulares en el caso de Merkel como el timonel omnipresente de su
país y de la norte rica de Europa.
En
efecto, se repetirá el mismo
esquema en ambos casos:
a) Legitimidad de origen democrático
surgida en situaciones de derrumbe
o emergencia y convertida en
argumento, de salvataje primero, y
refundacional luego, del sistema
político o del Estado.
b) Modificación y adaptación de la Constitución acorde con la nueva “ razón de Estado”
c) Reforzamiento de los poderes del Ejecutivo definición
explicita de “ doctrina de necesidad y urgencia” y utilización de los decretos como principal expresión
de la decisión política
d) Discursos y
políticas de gobierno que combinan
liberalismo económico y hegemonismo
político conservador en una confluencia que deja afuera el pluralismo político.
El
concepto de decisionismo aparece sobre terrenos culturales e institucionales abonados
históricamente por la propensión al
protagonismo, de caudillo o bajo líder carismático, pero también se presenta
como fórmula eficiente de salvataje para las teorías modernas de los
fundamentos y orígenes de la soberanía
estatal.
Tanto en su dimensión legal,
política , o ética el decisionismo se define a partir de una implacable refutación de los argumentos contractualitas sostenidas por la tradición liberal. El decisionismo
político podría describirse como su inversión simétrica. Puede derivar de
una negación empirica del constitucionalismo
y en su cuestionamiento a su concepción
político, fundado en el ideal racional,
y la armonización entre intereses y valores conflictivos a partir de arbitraje y principios de
justicia, e igualdad consagrados y protegidos
por instituciones y leyes.
Esta contradicción puede establecerse en distintas
polaridades: en el plano jurídico
opondrá la excepción a la norma, la decisión personal a la normatividad impersonal, la competencia, en el plano político opondrá
la soberanía del Estado al poder difuso
y disolvente representado por la sociedad; el Estado asociado con la guerra, y la política a la moralidad burguesa , la
economía y la tecnología.
Por
otra partes , las teoría políticas “ decisionistas” pueden distinguirse por tres rasgos básicos comunes: atribuyen importancia central a la decisión en las
cuestiones políticas, concibe la soberanía como el poder definitivo y tienen
al “ estado de excepción” ( o sea de
emergencia) como la manifestación más
pura y modelo operativo propio
de ese poder definitvo ( Heller, 1989)
[1].
El propio concepto de crisis queda indisociablemente atado desde su
misma acepción etimológica, e al de la decisión
politica,que es tanto más política
cuanto más excepcional sea. A tal
efecto, para el decisionismo la crisis y
la decisión política se implican y se precisan mutuamente.
Es preciso recordar la elaboración teórica de Carl Schmitt , autor contemporáneo del concepto y teórico
mayor de la dictadura[2] se
desenvuelve en un contexto histórico
signado por la crisis del liberalismo político en Europa de la primera
posguerra producto de la incapacidad
para dar respuesta
institucionales a las transformaciones estructurales derivadas
de la segunda revolución industrial ( 1870- 1914) . La crisis
institucional y estatal de Alemania de la Republica de Weimar (1919- 1932) es
epicentro de caldo de cultivo que desembocaría en el ascenso del nacionalsocialismo. Y del actual crisis desde el 2008 y día hoy con epicentro en los Estados Unidos e
impactada gravemente en Europa en la zona de la Europa mediterránea.
La
evocación remite nuevamente
al Maquiavelo que escribe El Príncipe,
inspirado en las alternativas del
hundimiento de la republica
florentina en sus luchas intestina, en 1512,
en una península itálica
convertida en el escenario ene l que las nuevas monarquías absolutas
europeas dirimían su hegemonía .En el
capitulo IX de los Discursos apunta:
“ Jamás o raramente
ocurre que alguna republica o reino se veo ordenado bien desde principio o reformado de manera completamente nueva al margen de las viejas instituciones a
no ser, que sea ordenado por una sola
persona, antes bien, es necesaria que sea uno solo quien dé el modo y de cuya
mente dependa cualquier ordenación de ese
tipo. Por eso un ordenador prudente de
una republica y que tenga la
intención de querer ayudar no a sí mismo
, sino al bien común, no a su propia
sucesión , sino a la patria común,
debe ingeniársela para apropiarse de toda la
autoridad”(Maquiavelo) .
Aunque
los paralelismo entre periodo históricos
vastos suelen provocar distoriciones y forzamiento en el análisis comparado habrá de
notarse una singular actualidad de esta fundamentación del poder político concentrado hacia la actualidad.
a)
La
definición del soberano como “quien decide sobre el estado de excepción” y es
representante del pueblo en su unidad,
por encima de los intereses parciales y la lucha de los partidos políticos.
b)
La
idea de un orden jurídico reposa sobre
una política del Estado
y no sobre una norma (la legitimidad como decisión política y la legalidad como
ordenamiento normativo derivado de aquella
decisión ).
c)
La noción
de que una Constitución no se apoya
en una norma como fundamento de
validez sino una decisión política, como fundamento de su legitimidad.
Estos
componentes de decisionismo pueden reconocerse desde Barroso; Merkel y
Draghi, Rajoy etc. Quedaron
expresados en momentos que fue reformada
la Constitución Española , las distintas reformas laborales, la aplicación del déficit desde Bruselas
hacia los Estados pródigos del sur. Por
eso se expresa también en un poder
político fuertemente concentrado, que rinde prueba de eficiencia entre los requerimientos del mercado y los de
la integridad social.
De
este modo, podríamos decir que el
decisionismo estalista de los años
20 y 30
deviene gubernativo anti-estatista
en desde 2008 desestatizante. Primero fue consecuencia del fenómeno de la masa, la
industrialización sustitutiva, búsqueda del pleno empleo, guerras mundiales, en cambio este nuevo decisionismo por contraste , aparece
como respuesta al desafío
de la crisis del empleo, la estructuras de representación y los
grandes relatos colectivos, y el predominio de los paradigmas de la liberalización .
Finalmente, este decisionismo cumpliría
así como una doble función :
defender el núcleo constitutivo del orden político, la decisión
soberana en tiempos excepcionales,
y garantizar racionalidad en el funcionamiento de la sociedad en la lógica del mercado abierto y libre.
[1] Ver de Carl Schmitt,
principalmente, el concepto de lo político, la dictadura y
Legalidad y legitimidad. Para una buena
síntesis del pensamiento schmittiano, a fin
a Schmitt ver Cagni( 1995).
[2] “…. Soberano es quien decide
sobre el estado de excepción ..” comienza escribiendo Schmitt
en su Teología Política en 1922 y agrega “… la decisión sobre lo excepcional es la decisión por antonomasia.” Ante en su
libro sobre la Dictadura (1921,
Schmitt sostiene “… que la soberanía, es decir, el Estado mismo consiste (…) en determinar
con carácter definitivo qué son el orden y la seguridad pública cuando se han
violado…” . De este modo todo orden descansa
en una decisión , y también el concepto del orden
jurídico…”.
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